Cuando regresaron a la casa después de la jornada de trabajo, los K’uk y Ak los estaban esperando ya sentados en el porche. Sofía gustosamente los invitó a compartir la cena a la que Gloria, previsoramente, ya había aumentado un guisado para que alcanzara para todos.
De acuerdo a las instrucciones de Sofía, Gloria había dispuesto un tazón lleno de miel sobre la mesa. Sofía y los gemelos observaron encantados que K’uk se despachó copiosamente del recipiente untando la miel en las tortillas que iba comiendo. Poner miel en las tortillas para acompañar guisados salados no era una costumbre frecuente como lo sabe cualquier mexicano. Aunque ya lo habían sospechado, esta fue la confirmación para ellos de que ya solo les faltaba encontrar a nueve conspiradores más.
Después de la cena los jóvenes mayas informaron a Sofía de la próxima reunión de los mames en San Cristóbal de las Casas y ésta se alegró mucho ante la noticia ya que sentía en lo más profundo de su corazón que iba a necesitar toda la ayuda de las energías antiguas del país para poder llevar a buen fin su tarea. Y quien mejor que los seguidores de los antiguos linajes, como lo eran los chamanes mayas, para conectarse correctamente con esas energías antiguas.
Cuando los dos mayas se dispusieron a retirarse, Sofía, siguiendo un impulso espontáneo los invitó a quedarse alojados en una de las recámaras disponibles de la casa. La abuela y Gloria se le dirigieron una mirada infructuosa de protesta y K’uk y Ak accedieron a quedarse después de deliberarlo por unos momentos en su tzetzal incomprensible para los demás.
Las mujeres mayores se retiraron mientras que los 5 jóvenes extendieron la sobremesa hasta muy entrada la noche intercambiando vivencias de sus vidas. Sofía y los gemelos por un lado les platicaron una buena parte de su historia conjunta, ilustrada con innumerables anécdotas que casi siempre respondían a alguna de las preguntas de los mayitas cuando no comprendían algo por haber sucedido en el contexto de la lejana y para ellos inimaginable vida urbana. K’uk y Ak, por su lado no se quedaron cortos al envolver a los jóvenes urbanos en anécdotas surgidas de su propia experiencia con la vida del pueblo y el contacto íntimo con la naturaleza. Ambos grupos, el urbano y el rural, finalmente se dieron cuenta que tenían mucho que aprender entre sí, que la relación entre ellos a parte de todo un reto iba a ser un proceso de aprendizaje donde nadie salía perdiendo y todos tenían algo que aportar.
Esa noche se entabló una entrañable relación entre los 5 y se prometieron solemnemente que nunca se iban perder en el anonimato de sus vidas cotidianas por más kilómetros que los separaran. Atabulo, quien comprendió la profundidad de lo que es estaba generando entre ellos más que ningún otro, se comprometió a que siempre, pasara lo que pasara iba a pasar aunque sea unos días al año en el pueblo de los mayas a lo que Ak, entre risas, respondió que con mucho gusto agregaría una habitación adicional a la casa que iba a construir una vez que se hubiera casado, para que Atabulo siempre la tuviera disponible.
Después de escuchar las protestas de las dos muchachas, K’uk por su lado se comprometió hacer lo mismo para ellas en el futuro caso de construir también él una casa. El tono serio con el que el maya expresó su oferta detonó en Sofía la certeza de que en el sin lugar a dudas había encontrado a uno más de los doce requeridos por la profecía del maestro.
Siguiendo un impulso de su interior recitó las palabras del maestro: “¡Cuando los doce se reúnan en torno a la semilla que llevas en tu vientre, los años oscuros se transformarán en años de luz! Esa semilla será tres veces la vieja diosa y un aliento para la humanidad.”
“Ella es la semilla,” le comentó K’uk a un estupefacto Ak, cuando ambos se retiraron a sus nuevos aposentos.
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Durante la misma noche, en otros lugares de Palenque, las recepcionistas de los hoteles más importantes tuvieron muchas llamadas que recibir y realizar para acomodar toda la demanda de huéspedes para el puente de mayo que estaba próximo a realizarse. Cuando comenzaron a comprender que todas esas personas que estaban haciendo reservaciones venían para asuntos relacionados con un partido político decidieron acudir a los respectivos dueños, directores y gerentes para que se involucraran más allá de lo convencional con el proceso.
Uno de los directores le habló al presidente municipal para ponerlo sobre enterado y, este, sintiéndose ya candidato para una diputación o hasta la gubernatura del estado de Chiapas, decidió poner todo su empeño organizando una serie de actividades especiales para dar la bienvenida a tan distinguidas multitudes. Con ello Palenque, una pequeña ciudad acostumbrada al turismo recreativo, se estaba aprovechando de las circunstancia para entrar en la vida política nacional más amplia.
Ninguno de los involucrados reparó en el hecho de que los viajeros que le iban a dar forma a Ollin México tenían en mente cosas que rebasaban completamente los cánones de la política convencional. Y una de las más importantes era mantener el anonimato de sus miembros para garantizar la democracia interna.
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